Cali necesitaba recobrar la confianza y demostrar que estaba lista para dar un paso adelante en su historia. Nadie, ni la ONU, ni MinAmbiente (organizador del evento), ni el gobierno local y regional (anfitriones), se imaginaron que la COP16 iba tomar la magnitud que tomó para la ciudad, ni que los 150.000 visitantes esperados en la zona verde y el Circuito de la Biodiversidad, se iban a convertir en más de 900.000. Tras 12 días de grandes actos culturales, conversaciones sobre la conservación de los ecosistemas del planeta y el cambio climático, Cali se convirtió en la capital mundial de la biodiversidad.
Pero más allá de los datos, la ciudadanía acogió este evento y lo hizo propio convirtiéndose en una anfitriona de talla mundial, haciendo sentir a esos 21.000 turistas que llegaron a la ciudad que esta era también su casa.
La COP16 nos demostró que Cali es tierra fértil. No sólo por ser la ciudad más grande del suroccidente colombiano y puerta hacia el océano pacífico, sino porque las empresas y actores que dinamizan su desarrollo están generando productos y servicios de talla mundial. Cali hoy está en capacidad de dialogar con el mundo, para ello sus actores tienen que comunicar asertiva y estratégicamente su oferta y ese es un gran reto pues nos jugamos un lugar en la mente y el corazón de nuestros públicos.
¿Qué hicimos durante la COP16?
La Cámara de Comerció de Cali nos invitó liderar el Foro “Narrativas de Ciudad, el rol de la industria cultural y creativa para divulgar la sostenibilidad”, junto a Patricia Prado, directora Casa Ternario y cofundadora del EFEDEPÉ y Ángela Romero, Directora de Sostenibilidad de La Pérgola. Este espacio nos mostró que venimos avanzando en materia de sostenibilidad y de relaciones con la comunidad, desde nuestro rol como empresas BIC. También identificamos la necesidad de incorporar la comunicación, el diseño gráfico e industrial y la creatividad como elementos fundamentales dentro de los procesos de divulgación de mensajes para la creación de un mundo más sostenible y de la protección de la biodiversidad.
En este contexto el papel de los estudios de diseño, las casas de branding y las agencias de comunicación toma relevancia. Somos nosotros los actores encargados de tender puentes para que empresas, organizaciones, instituciones y marcas se encuentren entre ellas y con la comunidad que demanda sus productos y servicios.
El branding le ofrece a las empresas y marcas una gran oportunidad: mirarse por dentro con lupa y pensar en cómo se quieren presentar para conectar con su comunidad. En VELOVÉ hemos entendido que ser una empresa creativa caleña, referente en sostenibilidad dentro del sector, demanda de nosotros compromiso, no sólo para conseguir los objetivos de Evaluación de Impacto B, sino para corresponder con nuestros clientes la promesa de valor, servicio y reputación por la que se acercan a nosotros.
Las empresas y organizaciones de la región debemos entender que el proceso de branding y comunicación sin transformación interna es una promesa incumplida. Cali no se convirtió en la capital de la biodiversidad durante la COP16 sólo por ser su sede, sino porque sus condiciones geográficas, sociales, de infraestructura y culturales le permitieron asumir ese rol con altura. Con las empresas pasa lo mismo, no podemos presentarnos ante las comunidades con elementos que no representan nuestra esencia, sólo porque se ven bonitos o están en tendencia; si nuestro corazón no está puesto en el mensaje que entregamos, no podremos conectar con ellas.
Traeré aquí tres casos que se alinean positivamente con lo que venimos proponiendo:
El Grupo Agroindustrial Riopaila Castilla cambió la presentación de su informe anual de sostenibilidad y gestión de 260 a 280 páginas por un documento de 96 páginas acompañado de un micrositio interactivo para que todos sus públicos de interés accedan a él manteniendo la conversación con su entorno.
La Ladrillera San Benito renovó su identidad y sistema de marca, tras 32 años de operación en el Valle del Cauca. En el proceso participaron cada una de las personas que integran la organización. Así interpretamos el ADN de la marca y reconstruimos una nueva imagen fiel a sus valores: confianza, excelencia y empatía.
La Fundación WWB Colombia reestructuró su identidad de marca y con ellos incluímos la conceptualización de una nueva tipografía que consideró elementos del Namtryk y el Nasa Yuwe en su diseño, reconociendo a un grupo poblacional importante para la organización y la región, validando las promesas de cierre de brechas e inclusión planteadas antes de iniciar el proceso.
El éxito de estos procesos creativos no es otro más que la coherencia entre lo que cada una de estas organizaciones ha construido en el tiempo, los cambios y renovaciones que viene implementando y la confianza que depositaron en nosotros para traducir dichos elementos gráficamente, llevando el mensaje a sus públicos de interés con identidades y formas de contar (conectar) renovadas. Esa es la única manera de que el Efecto Cali que le dejó la COP16 a la ciudad, nos siga acompañando.
Les esperamos en el EFEDEPÉ, del 21 al 23 de noviembre para seguir compartiendo el fuego y que se siga hablando de los bien que lo hace la gente de Cali en el mundo.
